FURIA POETíCA



Osvaldo tiene las piernas muertas,
y va por los días del calendario, girando ruedas
como un resumen vivo del tiempo en el que estamos.
No le crecieron rosas en el pecho, ninguna mujer lo ha amado
por esa forma de ser tan deformes.
Pero tiene en un lienzo la estampa de una mañana abierta al pecho,
que es una mujer y es muchas,  y con su mano más o menos hábil
pudo brindarle luz a las colinas de una mirada pocas veces vista,
sobre una mujer servida al ojo de las artes.
Que lo vieron a Osvaldo caminar por Paris, Baires o Nigeria.

La mujer tenía un pájaro en el pecho

y el alma de su ímpetu por la piel de su risa.

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