LA SOLEDAD EN TIEMPOS DE COLERA
¿En una habitación cuantas cosas se acumulan? ¿Cuantas cosas se pierden?
Yo perdí el movimiento, mi sombra no se mueve.
No encuentro infancia. Tengo apiladas cosas sin rostros y llenas de humedad.
Entró a mi cuatro, tras esa puerta amarilla y descubro las manchas que dejó la lluvia,
Las sabanas de una noche revuelta por el calor y la tos.
Una mesita con vasos de agua y la ventana cerrada.
Ropa como utilería tirada de una obra absurda, papeles desordenados
lleno de caracteres, casi siempre indescifrables.
No hay vírgenes ni santos, ni evangelio, solo coraje desparramado
entre paredes, sin movimiento.
¿Será porque no juego que ya no encuentro infancia?
Siento mi sombra quieta, apenas si se arrastra para alcanzar un libro
o algún vaso de agua que calma el incendio del fuego que somos.
En esa habitación no encuentro movimiento, solo recuerdos,
afiches viejos, lunas tísicas y amarillentas, amaneceres pálidos
y ansiedad como gotitas condensadas en los vidrios de mi ventana.
Donde descubrí un día del calendario, que se rompe como todo en estos días,
mis dotes de voyeur, de principiante y reprimido voyeur…
Por eso es que siempre pude entender el mundo de cortinas para afuera,
y nunca se encontrar mis cosas de cortinas para adentro.
La soledad es tan caótica como encontrar una mujer, en la acera gris asoleada
de la calle…
Desde que descubrí el contorno de esa mujer, que era todo lo contrario
a lo que socialmente se tiene como canon de belleza.
Me atrapo el vicio de fijarme las líneas de los cuerpos e imaginarme sus sombras.
Nunca fui bueno para el dibujo. Pero a la hora de llenar la hoja con colores
y manchas, fue algo que me llamo la atención y le ponía empeño
en mi corta, etapa liceal.
Hoy años después encuentro esa mujer, entre nubes, borrascosas de mi pensamiento.
Es como cualquiera y es todas
y menea el culo como la utopía y el necio ideal.
Ella es una más entre tantas, pero única en mi ojos de espía.
Quizás la perfección y la belleza, esta en lo que realmente nos interesa.
Yo había perdido mi sombra, pero detrás de ella,
el alma parece que se mueve.
Su rastro en mi deseo, parece ser en sombras, la huella de un fantasma.
La soledad es tan caótica como la vida.
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